Integrantes de la COMISIÓN ESPECIAL DE LA LEY 18596

 

De nuestra mayor consideración:

            Los abajo firmantes somos un grupo de ciudadanas y ciudadanos que fuimos detenidos y torturados en la DNII en la última dictadura. Muchos en el proceso previo de gestación del golpe de estado y, demasiados, en reiteradas ocasiones a lo largo de aquellos oscuros años.

 

En la documentación oficial elaborada a pedido del Poder Ejecutivo en los últimos lustros, puede seguirse con todo detalle el surgimiento y desarrollo de la DNII en base a documentos propios y de otras dependencias estatales. (1)

 

La sociedad uruguaya, especialmente la montevideana, conoció directa o indirectamente, el tristemente célebre local de Maldonado y Paraguay, sede del organismo hasta la actualidad. (2)

 

Ninguna sede represiva del régimen dictatorial fue tan conocida. Fue el símbolo de la represión política, sindical, estudiantil, cultural y social. Por allí desfilamos miles de compatriotas por las más diversas causas, aunque todas con un elemento común: los servicios consideraban subversivo todo lo que no fuera apoyo al régimen. Así, junto a la tortura sistemática a los presos políticos, sindicales y gremiales, mujeres y hombres, inclusive adolescentes, se citó, interrogó y presionó a cantantes, poetas, actores, murguistas, directivos de clubes deportivos, integrantes de comisiones de fomento y cualquier actividad donde olfatearan oposición.

 

Sus agentes de particular - los tiras -, infiltrados en toda la sociedad; las escuchas telefónicas, los seguimientos, los allanamientos, las camionetas azules patrullando la ciudad, sus publicaciones, su presencia en todos los escenarios teatrales y carnavaleros, en los recitales de canto popular, en la Feria del Libro y toda actividad colectiva, incluso en servicios religiosos, hizo de su accionar masivo y terrorista que la DNII se transformara en uno de los íconos más conocido y temidos del régimen.

 

A su frente, desde su creación, estuvo el Inspector Victor Castiglioni, personaje nefasto del estado uruguayo, ideólogo y principal responsable de las sistemáticas violaciones a los derechos humanos allí cometidas. Desgraciadamente, el hecho que el Salón de Actos de dicha sede lleve su nombre afrenta especialmente, a la sociedad uruguaya que padeció su política y sus prácticas y que sigue luchando por la Verdad y la Justicia.

 

 

 

 

No es necesario alargar la carta y nuestros fundamentos para solicitar la aplicación de los artículos 7 y 8 de la ley 18.596 a la sede de la ex DNII, instalando una marca de la memoria que atestigüe los horrores allí perpetrados. (3)

 

Consideramos que dicha marca debe reflejar el daño causado, tanto por su calidad como por sus dimensiones y efectos. Y, va de suyo que es inaceptable la permanencia del homenaje al jefe del centro de torturas Victor Castiglioni coexistiendo con nuestra marca.

 

Como colectivo estamos dispuestos a trabajar sobre el proyecto en colaboración con la Comisión Especial. Tanto para la redacción del texto del recordatorio como para el diseño y tipo de marca a instalar.

 

Quedamos a las órdenes de la Comisión para ampliar testimonios y aportar pruebas documentales de lo aquí expresado y confiados de una pronta resolución favorable en el sentido de dar cumplimiento a los arts. 7 y 8 de la ley 18596 y contribuir a dignificar la tristemente emblemática esquina de Maldonado y Paraguay. 

 

Montevideo, 20 de mayo de 2016.